martes, 20 de diciembre de 2016

                                                               (Mateo:18-24)



La generación de Jesucristo fue de esta manera: su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar  a estar juntos ellos, se encontró en cinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenia planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‹‹José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvara a su pueblo de sus pecados.›› Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido Significa: ‹‹Dios con nosotros.›› Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Esa es la referencia y el punto de partida desde donde iremos a hacer todas las preguntas. Las preguntas girarán sobre todo en el hecho del sueño como manifestación concreta de una situación. Van juntas esas dos realidades.
Posibles preguntas para posibles respuestas.
¿Cuál es la situación de José? El texto lo dice: la novia, “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró en cinta…. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia resolvió repudiarla en secreto”.
Es de imaginarse a José el mundo de cosas que estaría pensando al notar que su prometida estaba más gorda  de lo normal. Él sabía que las cosas estaban mal. ¡Y miren que mal! Porque la novia había estado ausente tres meses. El evangelista Lucas lo dice: “en aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá,” a casa de su prima Isabel, y, “María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a casa” (Cf. Lucas, 1,39-56)
Preguntas a la situación de José: ¿Por qué María, su novia, se había ido de repente? El evangelista dice que “con prontitud”.  Como queriendo decir, de repente, o de prisa, o a la ligera. ¿Qué estaría ocultando la novia? Eso en caso de que estuviese ocultando algo. Y en ese supuesto afirmado, ¿donde estaría la pareja perfecta, que entre otras cosas, se cuentan todo y de todo? ¿Dónde la confianza? lo de “Prontitud”deja pensar muchas cosas.
Tres meses es mucho. En ese tiempo pueden suceder muchas cosas. ¿Qué tenía que hacer María en casa de Isabel? ¿Iba a ver a Isabel o era un pretexto? ahora, regresa y José se da cuenta de lo que se da cuenta. Tremenda confusión. No había otra que pensar. María no le había andado con la verdad. Así de sencillo. ¿Qué hacer?
 ¿Que haría cualquiera en situación semejante? por medida pequeña agrediría a la novia. Otra, le exigiría explicaciones. Otra, enfrentaría  a toda la familia y haría un escándalo de los buenos para salvar responsabilidades. O, retirarse con la cabeza agachada, humillado, consternado y burlado. Pero,  era dar qué pensar a la familia de la novia y dar motivo para que lo persiguieran y pagara los daños, el honor y la confianza. O denunciarla públicamente y así quedaría todo saldado: el honor, la reputaron y el orgullo. Además era cuestión de justicia. Esto era lo más sano.
Situación nada fácil. A veces pensaría una cosa, y otras, la contraria. Unas, estaría decidido a una cosa, y otra, a otra decisión, y muchas sin saber, por fin, que hacer ¿no nos sucede, también, a nosotros cuando nos hallamos en situaciones realmente difíciles? ¿José es la excepción o la confirmación de la regla de la historia  y de las existencias human? Aplicaremos, la sentencia que es nuestro norte: “si esta en las Sagradas Escrituras, es por algo”. Ahora, es ¿Por qué está y para qué? Pero, no olvidemos que nuestro centro es el sueño de José. ¿Por qué el sueño de José? ¿Qué elementos comunes con todo el género humano existen en el hecho y la realidad del sueño de José? ¿Por qué un sueño? ¿Que nos esconde la naturaleza psicológica en la realidad del sueño? ¿Soñar es bueno? ¿Y en el sueño habrá una respuesta concreta para una situación concreta, independientemente de José?
Desde nuestra experiencia humana de momentos difíciles de la vida suponemos que la circunstancia de José no tenia nada de envidiable. Si hablaba con la novia, cabía la posibilidad de enterarse de cosas desagradables, como que no lo amaba y que lo traicionó. Si esperaba que la novia hablara por su propia iniciativa, seria mejor. Pero  por lo visto, la novia no  había abordado el tema. Porque de haberlo hecho hubiera dado todas las explicaciones que tenia. Otra cosa, era que fuesen creíbles y convincentes las  razones. ¿Y los tres meses fuera del pueblo y de la familia, qué? Otra, seria irse a la casa de Isabel y  preguntar qué, cuándo, quién por qué. Era aumentar más el sufrimiento.
¿Qué hacer? Lo mas lógico es como ni siquiera hablaba ni da explicaciones había que denunciarla. Pero, había otro problema, y más serio, todavía. Si se denuncia, la medida es que la van a apedrear. Esa era la costumbre y la ley. Allí es donde aumenta la duda del pobre José. El evangelista insiste en que José era justo. Pero justo, según los análisis del entorno del pueblo de Israel consistían en que tenía que ceñirse a la ley. Y la ley era que tenía que denunciarla. Eso era ser justo. Entonces ¿denunciarla o no denunciarla? ¿Justicia o no justicia? ¡Qué gran dilema!
La ley era clara, según el Levítico 20:10. Decía “si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será muerto tanto el adultero como la adultera”.y en Deuteronomio 22, 23-29:

Si una joven virgen está prometida a un hombre y  otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, los sacaréis a los dos  a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran: a la joven por no haber pedido socorro en la ciudad, y al hombre por haber violado a la mujer de su prójimo. Así harás desaparecer el mal en medio de ti. Pero si es en el campo donde el hombre encuentra a la joven prometida, la fuerza y se acuesta con ella, sólo morirá el hombre que se acostó con ella; no harás nada a la joven: no hay en ella pecado que merezca la muerte. El caso es semejante al de un hombre que se lanza sobre su prójimo y le mata: porque fue en el campo donde la encontró, y la joven prometida acaso gritó sin  que hubiera nadie que la socorriera. si un hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la agarra y se acuesta con ella, y son sorprendidos, el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta monedas de plata; ella será su mujer, porque la ha violado, y no podrá repudiarla en toda su vida.

         José, sin duda, que sabía la suerte que le esperaría a su novia, si procedía a la denuncia.
         Las ideas estarían revoloteando en la cabeza de José. ¿Y si ella fue forzada? No se sabe. Entonces, se podría aplicar la parte favorable de la ley: “pero si es en el campo donde el hombre encuentra a la joven prometida, la fuerza y se acuesta con ella, sólo morirá el hombre que se acostó  con ella; no harás nada a la  joven: no hay en ella pecado que merezca la muerte”. Con ello, quedaría en parte la cuestión y duda un poco mitigadas. Pero, hay un verdadero problema, y es que la novia no cuenta nada. Por lo visto no refiere absolutamente nada. La prima Isabel sabe algo porque hasta la felicito. ¿Qué se traerán estas primas? Lo peor es que la otra prima, ni siquiera es una muchacha, sino una vieja, porque según el evangelista Lucas era “avanzada en edad” (LC.1, 18), y para colmo estaba embarazada también. Tenia seis meses (Cf. LC.1, 26). Claro, se tapan entre ellas. No, pues, a dónde más y a quién más acertado podía acudir. Claro, la familia se cubre las espaldas. Pero, ¿por qué, la novia no habla? Hable, por favor. Es su silencio el que más atormenta. Además, “el que calla otorga”. Entonces, es cuando provocaría denunciarla. ¿Y se espera un poco más para ver en que para todo? Pero, ¿Cómo, si la novia  no dice nada? ¡Que situación!
         Esperar, podría ser. Pero, ¿el orgullo y el honor burlado? Eso seria fácil porque se mudarían del pueblo. ¡Total! eso en caso de hacer como si nada. Pero, ¿y la desconfianza que ya esta haciendo su trabajo? ¿Y cuando ella salga de casa por cualquier motivo, será que ira a donde dice que va a ir? ¿Y cuando se quede sola en la casa, quien vendrá, por qué y para qué?
         Verdaderamente la situación no es nada bonita. Ni poquito. ¿Qué hacer? El evangelista dice que José era justo. Y lo justo es lo justo. Ni más, ni menos.
         Ahora bien, la novia tenia que inspirarle verdadera ternura y amor a José, porque sino ya hubiese hecho lo que tenia que hacer. Mucho tenía que conocer José a María para no irse de las primeras. Aquí es donde esta la duda de José. Por un lado, toda la costumbre y la sociedad. Por otro, todo lo que podría sentir por ella. Alguna confianza tenia que inspirarle ella. Pero, la evidencia era la evidencia. Podríamos decir en las palabras de San Juan de La Cruz, que, San José estaba en una verdadera “noche oscura”, o lo que es lo mismo, pero en palabras mas sencillas, de que a San José “le habían movido su queso”, para utilizar la más maravillosa lección de cuento de Spencer Johson.
¿Qué hacer? ya estaba tomada la decisión. Abandonarla. Eso significaría irse a buscar otros rumbos a otros pueblos. Nueva residencia. Nuevo trabajo. Nuevo todo. No hay otra salida. Al menos, es lo que nos cuenta el evangelista, al decirnos que “José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto”. Ya en este punto se nos presenta otro problema, y es que ¿en que consistiría “repudiarla en secreto”? porque según Deuteronomio (22,13-21) y era la Ley, ya la difamación se pagaba con cien monedas de plata y con la obligación de llevarse a la difamada; o, en caso de ser vedad, la afectada seria apedreada hasta morir. El repudio según ese apartado de la ley era que el hombre podría tomarle aversión a su mujer, después de allegarse a ella, como dice textualmente, y podría atribuirle  acciones torpes y alegar que no había sido virgen, como excusa, cuando se desposó con ella. Pero, no dice nada sobre un “repudio en secreto”. Esto parece una novedad. ¿Cómo iría a ser ese repudio en secreto, del que nos refiere el evangelista? Nos encontramos con una limitación porque en la misma Biblia  no hay paralelos que pudiesen ayudarnos a comprender y explicar esa posibilidad que tenia pensada San José. Y esto le complica mas las cosas al pobre José. Porque de existir esa tangente en la Ley, la favorecería. Pero, por lo visto, se le vendría el mundo encima con lo que iba a hacer.
Los colombianos utilizan una expresión muy propia de sus culturas que indican que las cosas están color de hormigas. Quisiera utilizarla en este justo momento, pero podría herir muchos oídos. Y no quiero ser causante de más escándalos. Pero, no era otra la situación de José. Muy delicada y complicada. ¿Qué, sí, qué?

Es cuando José sueña. ¡No iba a soñar!

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